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Cambios en la disponibilidad
de los recursos hídricos
Autor principal:
Anton Imeson 3DE@hetnet.nl
Con contribuciones de: Maria José Roxo y
Pedro Cortesao Casimiro <mj.roxo@iol.pt>,
Jorge García Gómez <jorgegg@um.es>,
Giovanni Quaranta, Rosanna Salvia <quaranta@unibas.it>, Constantinos Kosmas
<lsos2kok@aua.gr>
Traducción: Juan Ramón Molina Menor
g Descripción
de las razones que
llevan a cambios en la disponibilidad de los recursos hídricos y
por qué son un problema en
el contexto de la desertificación
Autor: Anton Imeson 3DE@hetnet.nl
Una reducción de la
disponibilidad de los recursos hídricos es quizás el
primer impacto inevitable de la desertificación. El agua es
esencial para la agricultura, la industria, la salud pública y
el bienestar general. Tanto los ecosistemas como la economía son
muy sensibles a los cambios en la disponibilidad de recursos
hídricos. La cantidad de agua disponible para la recarga de los
acuíferos y de las reservas superficiales es extremadamente
sensible a pequeñas reducciones de las precipitaciones o a
incrementos de la evapotranspiración. Como consecuencia, esa
cantidad de agua varía sustancialmente de año en
año. De forma inevitable, la demanda de agua crece cuando la
cantidad disponible es menor. Esto hace que exista una presión
permanente para sobreexplotar este recurso, amenazándolo en
tanto que bien común. Tanto los diversos cultivos
agrícolas como las otras actividades económicas necesitan
disponer de cantidades de agua suficientes en momentos
críticos del año. Las consecuencias de los cambios en la
disponibilidad de los recursos hídricos se dejan
sentir rápidamente en las actividades de estos usuarios. El
agua
disponible puede estimarse a partir de datos hidrológicos (nivel
de los acuíferos y descarga de los ríos) a escala
nacional y local, así como a partir de la información
sobre el consumo de agua.
La disponibilidad de agua es, además de un problema asociado con
el riesgo de desertificación, un excelente indicador de este
fenómeno, ya que el caudal de los ríos
o la recarga de los acuíferos se ven fuertemente afectadas no
solo
por el clima, sino también por la forma en la que se gestionan
los recursos hídricos y del suelo. Numerosos procesos y cambios
asociados con la degradación de la tierra y de
los suelos pueden comportar efectos negativos o positivos sobre el agua
disponible. El concepto de disponibilidad de agua integra los efectos
de cambios en el sistema biofísico que afectan a la cantidad
de agua suministrada al sistema socioeconómico y cultural que,
por su parte, influye sobre la demanda y las necesidades. Pero
aún más importantes son las funciones esenciales que
desempeña el agua en los ríos, funciones cuyo
mantenimiento requiere un caudal mínimo. En casi todas las
áreas del mundo sujetas a la desertificación los caudales
de los ríos están disminuyendo a un ritmo constante.
Otras razones que explican la reducción de la disponibilidad de
agua en áreas que experimentan el problema de la
desertificación son las siguientes:
Clima. Las
pequeñas variaciones de precipitación influyen sobre la
disponibilidad del agua, aunque esta relación depende del
contexto. Uno de los aspectos que se deben tener siempre en cuenta es
la cantidad de lluvia que es utilizada por la
evapotranspiración. Aunque parezca paradójico, en algunos
años secos el caudal de los ríos y la recarga de los
acuíferos pueden ser superiores a lo normal debido a que el
menor crecimiento de la vegetación conlleva un menor consumo de
agua. Sin embargo en otros años secos este fenómeno no se
produce porque la disponibilidad del agua depende de la cantidad y de
la duración de los episodios lluviosos. En cuanto a la
relación entre las precipitaciones y la escorrentía, es
preferible que sea analizada mediante un estudio de balance
hídrico cuyas conclusiones serán examinadas por un
experto hidrólogo.
Variabilidad en el interior de la cuenca. El impacto de la
desertificación sobre la disponibilidad del agua varía
según el punto de la cuenca de drenaje que se considere. Por
ejemplo, en laderas orientadas al norte cerca de Benidorm
(España), se ha podido registrar una disponibilidad del agua
uniforme a lo largo de toda la pendiente. En las laderas orientadas al
sur, sin embargo, las secciones alta y media presentan suelos
áridos poco profundos con elevadas tasas de escorrentía
que hacen que el agua descienda hasta los suelos situados al pie de la
pendiente.
Altas temperaturas. Las temperaturas elevadas están
correlacionadas con pérdidas evaporativas potenciales y reales
mayores, por lo que su impacto sobre la desertificación es
directo. Pero además, cuando la temperatura es un factor
limitante del crecimiento vegetal o de la actividad biológica,
su incremento trae consigo un mayor consumo por parte de los procesos
biológicos del ecosistema, reduciendo así el agua
disponible para las necesidades humanas. Ejemplos de estos efectos
pueden ser observados en las Áreas Piloto de DESERTLINKS. En
Portugal y en España se ha podido demostrar que las primeras
lluvias efectivas del otoño llegan un mes más tarde que
hace 100 años. En el Alentejo (Portugal) se ha registrado
durante las últimas décadas una disminución en la
cantidad de precipitaciones caídas durante los meses
críticos de marzo y abril. En España la temperatura del
suelo en julio, a 5 cm de profundidad, es 10 grados menor en los
años húmedos que en los años secos.
Disponibilidad de agua para las plantas y los ecosistemas. Este
parámetro controla en gran medida la cantidad de
producción primaria en las áreas en las que el
crecimiento de las plantas está limitado por el agua. En estos
casos cualquier cambio en la cantidad o en el momento en el que se
producen las precipitaciones puede hacer que la disponibilidad de agua
para las plantas o los ecosistemas se vea reducida durante los periodos
críticos. El agua aportada por las precipitaciones debe
satisfacer las necesidades de los cultivos (o de cualquier otra
función del ecosistema), particularmente durante los periodos de
crecimiento, cuando numerosos cultivos son sensibles al estrés
hídrico. Por otro lado, una temperatura superior significa que
muchas plantas requieren más agua para la transpiración.
A la inversa, unas mayores precipitaciones significan que la
evaporación mantiene el suelo más fresco y las plantas
necesitan así menos agua. Otro aspecto importante es el hecho de
que solo las precipitaciones superiores a un determinado umbral
contribuyen de forma efectiva a los recursos hídricos de un
ecosistema. Las cantidades de precipitación inferiores a 3-5 mm
se pierden por evaporación. A medida que el clima se vuelve
más árido, la cantidad y la duración de las
precipitaciones disminuyen igualmente, de forma que los recursos
hídricos disponibles para las plantas se reducen.
Cambios en el uso del suelo. Los cambios en el uso del suelo tienen
un fuerte impacto sobre la disponibilidad del agua. Cada tipo de uso
del suelo presenta su propio perfil de uso del agua. Consideremos los
principales tipos:
- En los sistemas
seminaturales y pastorales, la biomasa y la salud de la
vegetación son indicativas de la capacidad de las rocas y de los
suelos para almacenar agua disponible para las plantas. Las
transformaciones en el uso de estas tierras perturban las funciones que
permiten la conservación del suelo y del agua, acarreando una
escorrentía y una erosión mayores, o cambios en la
capacidad de infiltración.
- En los pastos naturales
o cultivados, la colonización por matorrales (monte bajo) o
árboles aumenta la capacidad tampón así como las
pérdidas por evaporación.
- El fuego supone una
pérdida temporal de la capacidad de almacenamiento, aumentando
la disponibilidad de agua en varios centímetros.
- La transformación
en regadío (maíz o girasol) aumenta la demanda de agua
hasta unos 600-800 mm/año. Esto se puede comparar con los
300-500 mm/año que consumen los cereales de secano.
- Las áreas urbanas
requieren agua para mantener su estilo de vida, llegando a doblar el
consumo de agua por hogar. Esto es debido a la globalización de
comportamientos que requieren un consumo de agua extra (tales como una
mayor limpieza, el lavado de los coches o el uso de
electrodomésticos).
La disponibilidad de
recursos hídricos es una cuestión esencial porque
está directamente vinculada con la productividad
ecológica y económica, la percepción del grado de
satisfacción de las aspiraciones acerca de la calidad de vida,
la higiene y la salud. Los cambios en la disponibilidad de los recursos
hídricos pueden conducir al abandono de la tierra y ser un
factor que contribuya a la emigración hacia las zonas urbanas.
Estos cambios crean una nueva situación en la que se dispone de
menos agua para los usos tradicionales del suelo y más para la
agricultura de regadío, puesto que esta última genera un
mayor beneficio y más puestos de trabajo.
5
inicio
g Ejemplos de cambios en la
disponibilidad de los recursos
hídricos en áreas mediterráneas
g Bajo Alentejo
interior, Portugal
Autores: Maria
José Roxo y Pedro Cortesao Casimiro <mj.roxo@iol.pt>
La mayoría del
territorio del municipio de Mértola forma parte de la cuenca del
río Guadiana, concretamente de su sector inferior, presentando
altitudes que van de 200 m hasta el nivel del mar cerca de Vila Real de
Santo António. La cuenca del Guadiana abarca una superficie de
66800 km², de los cuales 11580 km² (17%) están en
Portugal, donde el río recorre 260 km.
En Portugal la cuenca muestra una forma alargada y estrecha, con una
orientación general norte-sur, limitando al norte con la cuenca
del río Tajo, al sur con el océano Atlántico, al
este con la frontera española y al oeste con las cuencas de los
ríos Tajo, Sado y Mira. Los elementos morfoestructurales forman
parte del macizo herciniano: vastas superficies llanas (penillanura)
interrumpidas únicamente por relieves de origen estructural o
formados por una resistencia diferencial a la erosión, tales
como las colinas de Adiça y Alcaria Ruiva.
En Mértola, la cuenca del Guadiana se sitúa sobre un
sustrato herciniano de rocas metamórficas parcialmente cubierto
por depósitos continentales terciarios y cuaternarios. Por lo
tanto, los suelos derivan esencialmente de esquistos y de otras rocas
metamórficas generalmente impermeables. Estos suelos suelen ser
muy poco profundos y plantean frecuentemente problemas de uso debido a
su composición arcillosa y a un contenido en materia
orgánica extremadamente bajo. Sus propiedades físicas y
químicas no favorecen la infiltración de las
precipitaciones, lo que hace que las reservas subterráneas de
agua sean muy reducidas y estén extremadamente localizadas.
La red de drenaje es muy densa y su configuración deriva
directamente del tipo de litología (rocas metamórficas y
eruptivas). El perfil de las pendientes es, en general,
convexo-rectilíneo-cóncavo o convexo-cóncavo,
formando un paisaje ondulado con una altura homogénea de los
puntos más altos del relieve. Los principales afluentes del
Guadiana han excavado numerosas gargantas cerca del nivel de base
local, siguiendo en general debilidades estructurales (fallas y
fracturas). Los fondos de valle aluvial son extremadamente raros, lo
que significa que los suelos aluviales con capacidad agrícola
son prácticamente inexistentes.
Desde un punto de vista climático la cuenca del Guadiana es
bastante homogénea, con características
mediterráneas continentales, veranos secos muy calurosos, una
insolación y una evapotranspiración muy elevadas,
así como una gran amplitud térmica anual. La
irregularidad del régimen de precipitaciones es otra de las
características principales de este tipo de clima,
reflejándose directamente en el régimen de drenaje.
Como consecuencia, la escorrentía anual es muy irregular
(coeficiente de variación entre 0,75 y 0,90). Un 80% de ella se
produce entre octubre y marzo. Incluso durante los años normales
la mayoría de los cauces no dispone de caudal.
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El río Chança, seco durante el verano,
Mértola (fotografía
de Maria Roxo y Pedro Casimiro). |
Los flujos anuales totales
generados en la cuenca del Guadiana alcanzan los 6700 Hm³, de los
cuales 1820 Hm³/año provienen de Portugal (4900
Hm³/año de España). El incremento del uso aguas
arriba provoca que el flujo que llega desde España se vea
reducido a 2680 Hm³/año (55%), y las previsiones son de
2135 Hm³/año (44%) en un futuro muy próximo.
Aunque los recursos superficiales y los subterráneos
están conectados y son interdependientes, su interacción
en la sección portuguesa de la cuenca del Guadiana es
extremadamente baja por el hecho de la extensión y la
productividad mínima de los acuíferos.
A pesar de ello, y dado el contexto de escasez de agua, los recursos
subterráneos tienen una importancia excepcional como principal
fuente del abastecimiento público y de algunas, aunque pocas,
actividades agrícolas (sobre todo ganaderas). El problema es que
estas aguas tienen propiedades físicas y químicas
deficientes, con un alto grado de mineralización que limita en
gran medida su uso para el consumo humano. Estas aguas son
especialmente ricas en cloruro de sodio en las zonas de piritas, con
bicarbonatos, otros cloruros o sodio en la parte sur del municipio.
Varios estudios alertan de un aumento de la salinización del
suelo como consecuencia de la sobreexplotación de los
acuíferos para el riego de frutales y pastos cultivados.
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Pulo do Lobo,
río Guadiana, otoño 1997 (fotografía de Maria Roxo
y Pedro Casimiro).
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Es importante mencionar que
la sequía es muy común en la cuenca del Guadiana, lo que
aumenta la explotación de los acuíferos y provoca graves
pérdidas en la agricultura, principal actividad económica
de la cuenca (vea la descripción en el documento que trata de la
actividad económica).
Un aspecto interesante es que los agricultores, a fin de paliar la
escasez de agua, han construido pequeñas balsas para abastecer
en agua al ganado, así como para irrigar superficies muy
reducidas. Según las imágenes de Landsat, procesadas y
analizadas entre 1985 y 2001, se ha producido un aumento significativo
de los píxeles de agua (30X30 metros), pasando de 6860 en 1985 a
11716 en 2001, y un aumento en las superficies de agua de 243 a 312
(Casimiro 2002).
La calidad del agua en la cuenca del Guadiana es claramente deficiente
como consecuencia de las características climáticas
unidas a los usos y dinámicas propios a este territorio. Un
régimen estacional muy marcado, sin lluvias durante el verano (y
en ocasiones tampoco durante finales de primavera y principios de
otoño), asociado con temperaturas muy elevadas y aportes
significativos de sustancias contaminantes por parte de las industrias
agrícolas y alimentarias, conducen frecuentemente a situaciones
de eutrofización que acarrean la muerte de buena parte de la
fauna acuática.
La baja calidad del agua es también una consecuencia de la
elevada carga de sedimentos que resulta de la intensa actividad erosiva
del agua sobre los suelos. Son las prácticas agrícolas y
los cultivos no adaptados a las condiciones climáticas y de
suelo los factores causantes de esta situación (vea la
descripción en el documento que trata de la degradación
del suelo).
5
inicio
g España
Autores: Jorge García Gómez <jorgegg@um.es>, Francisco
López Bermúdez <lopber@um.es>
Los principales factores
que afectan a la disponibilidad del agua en el valle del
Guadalentín están relacionados con las condiciones
climáticas y con los cambios en los usos del suelo.
- Clima. Las
condiciones habituales consisten en veranos secos, inviernos suaves,
bajas precipitaciones (<300 mm), elevada insolación anual
(2900 h/año), elevada evaporación (900-1200
mm/año) y una temperatura media de 18°C. La irregularidad en
la distribución de las precipitaciones y las extremas
temperaturas estivales son factores esenciales para comprender la
cuestión de la disponibilidad del agua. El clima está
cambiando en la Región de Murcia. Varios estudios demuestran que
las temperaturas mínimas medias han aumentado en unos 2°C
entre 1863 y 2002, mientras que las precipitaciones medias han
disminuido. La última década (1990-1999) ha sido la
más seca desde 1860, con menos de 250 mm/año. El cambio
en las temperaturas y la escasez de precipitaciones crean una
presión suplementaria sobre los recursos, ya que la
evolución de los usos del suelo hace crecer la demanda de agua.
- Usos del suelo. En este
área, los principales cambios en el uso del suelo son la extensión
de la agricultura hacia zonas del interior tradicionalmente de secano y el desarrollo turístico
de las áreas costeras. La agricultura de regadío ha experimentado
un desarrollo intensivo a costa de los cultivos de almendro y de cereales.
Los recursos hídricos suplementarios provienen de un mayor bombeo
de los acuíferos que conduce a su sobreexplotación. Los
planes para obtener recursos hídricos externos han sido finalmente
descartados en beneficio de proyectos de desalinización actualmente
en fase de desarrollo. Al problema de la disponibilidad del agua ha
de añadirse la aparición de suelos salinizados debida
a la extensión de las áreas de regadío (vea el
ejemplo español en Cuestiones asociadas con la desertificación: Degradación
del suelo).
El desarrollo del turismo, especialmente
en las zonas costeras, es el otro gran cambio que ha afectado al uso del
suelo. Esto implica, aparte de importantes cambios socioeconómicos
(vea Cuestiones asociadas con la
desertificación: Litoralización y Cuestiones asociadas con la
desertificación: Actividad económica), un aumento de
la demanda de agua. El crecimiento de la población, los campos
de golf y los nuevos servicios suponen una mayor presión sobre
los recursos hídricos que, en algunas ocasiones, fuerza al desvío
de recursos de la agricultura hacia el sector servicios.
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Riego por goteo en cultivos hortícolas, Murcia
(fotografía de F. López Bermúdez). |
El principal problema que
comportan estas actividades es, por un lado, la sobreexplotación
de los acuíferos y, por otro, la salinización de los
suelos provocada por un uso inadecuado del agua en lo que eran suelos
dedicados tradicionalmente a cultivos de secano. Algunos de estos
suelos no son aptos para el regadío. La desaparición de
la agricultura tradicional, menos competitiva, es otra de las
consecuencias de la escasez de agua, ya que el agua es uno de los
factores limitantes de esta actividad.
Referencia
LÓPEZ
BERMÚDEZ,F.; GARCIA GOMEZ,J. 2004: Variaciones y tendencias de
las temperaturas en Murcia durante los últimos 140 años.
In Historia, Clima y Paisaje. Estudios geográficos en memoria
del Prof. Antonio López Gómez. Universitat de
València, Universidad Autónoma de Madrid, Universitat
D´Alacant. ISBN: 84-370-5864-3, Valencia, pp.353-362.
5
inicio
g La cuenca del Agri,
Italia
Autores: Giovanni Quaranta, Rosanna Salvia <quaranta@unibas.it>
La cuenca
del Agri tiene un clima mediterráneo templado fresco, con
marcadas diferencias entre la costa y las montañas del interior.
Los campos del interior tienen un clima fresco y precipitaciones
superiores a 150 mm durante el verano, mientras que las zonas costeras
no alcanzan 100 mm en ese mismo periodo. Además los veranos son
muy secos, con temperaturas medias mensuales superiores a 23°C en
los meses más cálidos.
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La
cuenca del Agri se encuentra en la región de Basilicata en
el
sur de Italia. Esta situada en el corazón de los montes
Apeninos
de Basilicata y abarca
1.730 kilómetros cuadrados, contando con una
población de
94.291
habitantes. El río
Agri recorre 136 km hasta desembocar en el mar Mediterráneo. |
Durante los últimos
años se ha asistido a una reducción considerable de las
precipitaciones invernales y otoñales que ha provocado un grave
déficit de recursos hídricos. Este problema afecta
principalmente al sector agrícola, que representa un 70% del
consumo total de agua.
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Riego de un campo de trigo duro en la cuenca baja del Agri
(fotografía de G. Quaranta). |
Se estima que el
déficit hídrico del sector agrícola de la
Región de Basilicata es de unos 70 Mcm y que la superficie total
de regadío en la cuenca del Agri es de 14959 hectáreas
(Istat, 2000). Los efectos de la sequía son fuertemente
agravados por una gestión ineficaz que ha reducido
sustancialmente el agua disponible.
A la reducción del
agua disponible hay que añadir una tendencia al incremento de la
demanda por parte de otros sectores productivos, en particular el
sector turístico que, con la construcción de numerosas
urbanizaciones y centros turísticos, es el mayor competidor del
sector agrícola porque hace aumentar la demanda de agua en
verano, el periodo de mayor estrés hídrico.
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Frutales
con cultivo de cobertura en la cuenca baja del Agri (fotografía
de G.
Quaranta). |
El aumento de la demanda de
agua por parte del sector agrícola se explica por dos razones:
En primer lugar, ciertos cultivos que eran tradicionalmente de secano
son regados hoy en día. En segundo lugar, y debido al cambio de
las condiciones meteorológicas, la temporada de riego cubre no
solo el verano, sino también el otoño.
El trabajo realizado con los actores locales en los talleres
organizados por el proyecto DESERTLINKS ha puesto de manifiesto que la
escasez de agua ha empezado a ser considerada por el sector
agrícola a la hora de tomar decisiones sobre el manejo de las
explotaciones. Se ha observado un mayor interés tanto en
cultivos con menores necesidades hídricas como en variedades
más tempranas que permiten escapar a los periodos secos.
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Olivos
en un suelo desnudo (fotografía de G. Quaranta). |
La reducción del
agua disponible también está llevando a la
adopción de técnicas de cultivo más sostenibles.
Los cultivos de cobertura en especies arbóreas son, por ejemplo,
raramente utilizados, porque los agricultores temen que ello conlleve
una competencia por el agua entre los árboles y las especies
herbáceas utilizadas como cobertura.
5
inicio
g Lesvos, Grecia
Autor:
Constantinos Kosmas <lsos2kok@aua.gr>
Lesvos forma parte del
sector hídrico de las islas del mar Egeo, uno de los 14 sectores
en los que se divide Grecia. Este sector es el que cuenta con menos
recursos hídricos. El ministerio de Industria, Energía y
Tecnología ha estimado los recursos hídricos potenciales
totales a mil millones de metros cúbicos anuales (CPER, 1989).
Se puede estimar que Lesvos contribuye de manera significativa a esta
cantidad puesto que es la mayor isla del mar Egeo.
En materia de gestión de recursos hídricos, la
fragmentación y la superposición de competencias entre un
numeroso conjunto de agencias gubernamentales griegas parecen ser un
estorbo para la gestión apropiada del agua en Lesvos.
Además, el hecho de que las tomas de decisión se producen
de forma centralizada puede comprometer los esfuerzos de las
autoridades locales, provocando retrasos en el diseño y
ejecución de los planes. Todo ello hace que la oportuna
implementación de un marco de gestión global de los
recursos hídricos de la isla parezca esencial de cara al
desarrollo futuro de esos recursos.
Los estudios acerca del uso del agua realizados en el sector de las
islas del mar Egeo indican que la agricultura representa un 70% del
consumo, el abastecimiento doméstico un 29% y la
producción de energía y la industria un 1%. Se considera
que la situación debe de ser la misma en Lesvos, aunque esto
necesita un estudio más detallado.
Las zonas costeras se dedican principalmente al turismo. La pesca y la
industria comparten las costas de los golfos de Kalloni y Gera. Aunque
la calidad del agua es generalmente excelente (Eressos), existen
algunas áreas contaminadas (Gera). Como en el resto de Grecia,
la legislación sobre la protección de la naturaleza va
creciendo en importancia. La parte inferior de la llanura de Kalloni
constituye un valioso humedal para la protección de especies
raras de aves. Esta zona ha sido incluida en la red NATURA y se espera
que esto suponga la financiación de nuevos proyectos de
conservación.
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Humedal protegido en la parte inferior de la llanura de
Kalloni (fotografía de C. Kosmas). |
Las acciones siguientes
deberían ser consideradas como esenciales dentro de un marco de
gestión global de los recursos hídricos de la isla de
Lesvos:
- El desarrollo de bases
de datos precisas y fiables acerca de los recursos hídricos de
la isla y del estado del medio ambiente. La información respecto
a sequías e inundaciones también debería incluirse.
- La identificación
de la infraestructura hidráulica así como de los usos y
usuarios del agua.
- El diseño de una
interfaz de gestión global de los recursos hídricos que
haga posible atender los problemas de desertificación en el
oeste y de sobreexplotación en el este.
- Se considera que este
enfoque podría resolver algunos de los graves problemas
medioambientales de la isla, así como proponer las acciones
apropiadas de cara al futuro.
Mediante la
aplicación de un análisis un tanto simplista, el
método racional, se puede estimar que la escorrentía
superficial anual de la que dispone la isla de Lesvos es de 300
millones de metros cúbicos. Para obtener esta cifra se ha
utilizado una escorrentía media de 180 mm para toda la isla. No
obstante, se pueden efectuar cálculos más detallados para
cada una de las cuencas principales, dadas las formaciones
geológicas predominantes y sus situaciones geográficas.
Así, se puede estimar que en los 90 km² de la cuenca del
río Euergetoulias, situada en la parte oriental de la isla, en
la que predominan los estratos permeables (piedra caliza, dolomitas,
etc.), se produce una escorrentía superficial anual de 9.700.000
m³.
La parte occidental de la
isla, con una precipitación media anual de 415 mm, tiene un
mayor volumen de escorrentía superficial que la parte oriental,
aunque esta sea aparentemente más húmeda con sus 725 mm
de precipitación. Esta tasa de escorrentía superior puede
explicarse por:
- una menor cobertura
vegetal (por lo tanto menos evapotranspiración) para unas
precipitaciones equivalentes;
- una mayor pendiente en
los lechos de los ríos y una mayor erosión, graves
inundaciones y un tiempo de respuesta menor para una intensidad de
precipitación dada (por lo tanto valores de escorrentía
superiores);
- formaciones
geológicas (tales como rocas volcánicas) que favorecen la
escorrentía superficial, así como un relieve muy
accidentado en el que abundan los pequeños cañones y en
el que las riberas de los ríos presentan pendientes acusadas,
todo ello debido a la erosión hídrica.
El embalse de Eressos.
La parte occidental de Lesvos es árida y rocosa, con una
vegetación escasa. Muy distinta es la parte oriental, más
húmeda y fértil, cubierta casi totalmente de bosques y
olivares. La diferencia entre la zona occidental árida y la zona
oriental húmeda y fértil constituye el elemento
determinante del potencial de recursos hídricos, de los
parámetros hidrológicos y, en consecuencia, de las
condiciones medioambientales y del desarrollo económico de la
isla. Dejando de lado las diferencias climáticas, esta
división de la isla está basada primero en las
características geológicas y segundo en las posibles
intervenciones del hombre en la parte occidental. Considerando por un
lado la gran demanda de agua para el consumo humano y el
regadío, y por otro las recientes inundaciones en la llanura de
Eressos, se ha construido un embalse en la parte baja de la cuenca del
arroyo Calandra.
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El embalse de Eressos, situado en la parte occidental de
la isla, construido recientemente para abastecer en agua los
regadíos y proteger la llanura frente a las inundaciones
(fotografía de C. Kosmas). |
La capacidad operacional de
almacenamiento del embalse es de 2.550.000 m³ y su capacidad
máxima es de 2.760.000 m³. Está alimentado por las
aguas procedentes de la cuenca superior, que tiene una superficie de
26,7 km². Se ha construido une infraestructura colectiva que
permite el regadío de este área, aunque muchos
agricultores riegan sus campos con agua extraída de pozos y
perforaciones privados. El potencial de los acuíferos de la
llanura no es suficiente para atender la demanda, lo que unido a la
falta de infraestructura hace que los riegos sean insuficientes y que a
menudo se utilicen aguas de mala calidad. La llanura abastecida por el
embalse tiene una superficie de 377,4 ha. Se ha previsto extender la
infraestructura de riego a las colinas que rodean el embalse, lo que
representa 404,3 ha suplementarias. El agua será bombeada hasta
la zona superior para ser luego distribuida a los campos mediante una
red subterránea de tuberías.
Las lluvias otoñales
generan grandes volúmenes de escorrentía que provocan
inundaciones a causa de la escasa cobertura vegetal, las fuertes
pendientes, la poca profundidad de los suelos y la relativa
impermeabilidad de las rocas ígneas mayoritarias en la cuenca
del Calandra. Se estima que, con las condiciones climáticas y de
suelo actuales en la cuenca, se producirán flujos totales de
93.000.000 m³/s con un periodo de retorno de 5 años. La
escorrentía anual está estimada en 224 mm. Se ha
calculado que el volumen total de agua que llegará al embalse
será de 5.981.000 m³, lo que representa más o menos
la mitad de su capacidad máxima. Se espera que un 42,6% de la
descarga anual del arroyo sea almacenada en el embalse, protegiendo
así la llanura frente a las inundaciones. El grado de
protección será significativo, puesto que el área
de drenaje del embalse supone un 45% del área total de drenaje
del arroyo. Normalmente, la parte del arroyo que se sitúa aguas
arriba del embalse lleva agua entre diciembre y mayo.
Debido al tamaño intermedio del proyecto no se espera que la
construcción del embalse comporte un impacto medioambiental
significativo. De hecho, todas las posibles consecuencias negativas que
el proyecto puede tener sobre el entorno natural o humano han sido
contempladas durante la fase de diseño del proyecto.
5
inicio
g Descripción
general de la interrelación de los
indicadores
Autor: Anton Imeson 3DE@hetnet.nl
Los indicadores pueden separarse en
varias categorías. En primer lugar los que están basados
en el estado de los recursos subterráneos de las cuencas de drenaje.
Estos indicadores pretenden poner en evidencia la posible sobreexplotación
de los acuíferos. El nivel de explotación también
puede ser estimado según sea necesario o no importar agua de otras
regiones. Así tenemos:
- Aquifer
over exploitation - Sobreexplotación de los acuíferos.
Este indicador describe el grado de sostenibilidad del bombeo al que
se somete a los acuíferos en relación con la cantidad
de agua disponible. Considera la capacidad potencial en relación
con la cantidad realmente utilizada. La sobreexplotación puede
analizarse cuantitativamente comparando los volúmenes de recarga
con los volúmenes bombeados, aunque puede también ser
observada en los efectos indeseables que acarrea, tales como la bajada
del nivel de los acuíferos, la desaparición de ríos
y manantiales o la salinización.
- External
water resources - Recursos hídricos externos. En cierto modo
este es un indicador de respuesta que pone de manifiesto el hecho de
que una región no dispone de recursos suficientes para satisfacer
la demanda local, necesitando traer agua de otras zonas. De hecho, esto
puede reflejar en ciertos casos una respuesta frente a la desertificación,
aunque en otros casos es un resultado de políticas de desarrollo
rural que pueden aportar beneficios a corto plazo pero pueden revelarse
no sostenibles a largo plazo.
- Explotación de aguas subterráneas.
Otro conjunto de indicadores se basa en la información y los
datos acerca de los ríos. El indicador de recursos hídricos
es un indicador muy general que permite de estimar los recursos globales
de un país.
La adecuación entre los recursos
disponibles y el abastecimiento es una de las características de
dos de los indicadores aplicables a escala local que han sido desarrollados
en la cuenca del Agri:
- Hydrological
regulation (artificial) - Regulación hidrológica (artificial).
Este indicador contempla el grado relativo de regulación de los
ríos. Se basa en el número de construcciones que han sido
necesarias para mantener un caudal que permita el riego y el resto de
las actividades que requieren aportes hídricos. Se utiliza a
escala de cuenca de drenaje y se considera que indica la vulnerabilidad
a la desertificación. Se trata de un indicador de estado y de
respuesta.
- Irrigated
area - Área de regadío. Este es un indicador general
de presión utilizado por la UNCCD. El cambio en el área
de regadío puede ser positivo o negativo, reflejando al mismo
tiempo la variación en la disponibilidad de recursos hídricos,
así es que se le puede considerar también como un indicador
de estado.
- Irrigation
intensity and seawater intrusion - Intensidad de regadío e intrusión
marina. Este es un indicador que se aplica a un caso específico
de sobreexplotación de las aguas subterráneas. Como consecuencia
del regadío y del agotamiento de los acuíferos, disminuye
el volumen de agua subterránea que llega hasta las llanuras y
tierras bajas costeras, lo que provoca una intrusión de agua
del mar. Se trata de un fenómeno frecuente en muchos lugares
de la cuenca mediterránea.
Otro conjunto de indicadores está
relacionado con el uso local de los recursos hídricos:
La siguiente categoría de indicadores
está formada por aquellos que utilizan los datos nacionales (u
otros) referentes al consumo y al abastecimiento de agua. El indicador
de recursos hídricos está también incluido en esta
categoría.
Los dos indicadores siguientes son
diferentes puesto que su cálculo puede realizarse tanto con datos
globales de consumo de agua como con datos obtenidos a escala local.
- Water
scarcity - Escasez de agua. Este indicador utiliza la disponibilidad
y el consumo por cabeza como índices de la escasez de agua. Se
obtiene a partir de los datos referentes al consumo y al abastecimiento
de agua.
- Water
availability - Disponibilidad de agua. Se trata de un indicador
de escala nacional que calcula el volumen de agua disponible a partir de los datos hidrológicos publicados.
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